domingo, 21 de septiembre de 2008

Inquisidores y oportunistas

Por Gustavo Abad
El pastor evangélico Francisco Loor saca una figura antropomorfa y la expone ante las cámaras. El movimiento del religioso es calculado e intencional, pues seguramente sabe que a los reporteros de televisión lo que menos les interesa es reflexionar sobre lo que hacen. Por eso les lanza un cebo para situar la mirada donde le conviene y lanzar su sentencia respecto del proyecto de nueva Constitución que, según su fundamentalismo medieval, “es inmoral por el apoyo a la homosexualidad, por las puertas abiertas que deja al aborto, por la legalización de las drogas, por la adoración a ídolos como la Pacha Mama”. Lo dice en tono entre apocalíptico y teatral, mientras levanta la figura, seguro de que esos recursos bastan para ser incluido sin más reflexión en los noticieros. Ningún periodista le hace notar que la Pacha Mama no es un ídolo de barro, sino una noción cultural e histórica, una construcción simbólica, que guía la vida de los pueblos originarios de América, basada principalmente en el respeto y la relación armónica con la naturaleza y sus diversas formas de vida. No, en la era del anti periodismo a ningún reportero le importa que esas afirmaciones lleven una carga de ideas inquisidoras, excluyentes y homofóbicas, sostenidas por los jerarcas de las iglesias católica y evangélica, extrañamente aliados en la cruzada en contra del proyecto de nueva Constitución con el apoyo de unos medios irreflexivos por conveniencia. La intolerancia del pastor y el oportunismo de algunos medios pretenden reducir groseramente siglos de vigencia de una comprensión cultural del mundo.En la era del anti periodismo esos medios no muestran escrúpulos ni el menor respeto por la inteligencia de las audiencias. Ofende mirar cómo construyen hechos de la nada. Los que hacen el noticiero Contacto Directo, de Ecuavisa, preguntan a los televidentes “¿Tiene miedo de acudir a las misas campales convocadas por la iglesia católica en Guayaquil?”. ¿Por qué alguien habría de tenerlo? Evidentemente, la intención de estas preguntas es crear una atmósfera de tensión, un estado emocional que permita a los opositores del proyecto constitucional forjar hechos en el vacío y a los medios hacer ruido en lugar de construir sentidos.En este período preelectoral queda claramente expuesta la manera cómo las cúpulas eclesiásticas, los partidos de oposición y los medios tradicionales comparten el mismo sentido oportunista cuando echan mano de cualquier símbolo que tenga algún peso en la sensibilidad pública para que diga por ellos lo que su desprestigio no les permite. Por eso las reflexiones políticas por demás respetables del medallista olímpico Jefferson Pérez son elevadas por unos y otros a palabras de profeta, a visiones de iluminado, y magnificadas solo porque les resultan útiles en la coyuntura. Tal es la manipulación, que el propio atleta −cuyos llamados desesperados por un mayor apoyo al deporte nunca han tenido el mismo eco mediático ni político− se ve obligado a pedirles que no lo utilicen para otros fines.Desesperados por retorcer el significado de las cosas, por construir para ellos una imagen de defensores de la vida −cuando nunca reclamaron por la vida de los desaparecidos en gobiernos, esos sí autoritarios, como el de León Febres Cordero− monseñor Antonio Arregui y los prelados de su buró no dudan en retorcer incluso la ritualidad y los símbolos religiosos de un gran sector de la población guayaquileña, y ahora saldrán con el Cristo del Consuelo a celebrar tres misas campales “por la paz, la vida y la familia”. Los medios tradicionales estarán ahí no para buscar una explicación a este inusitado activismo religioso, sino para aumentar el ruido.
El Telégrafo 14-09-2008

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