lunes, 9 de mayo de 2011

Triunfalismo oficial versus disidencia crítica

Por Gustavo Abad

“Ecuador respalda masivamente las tesis de Correa” es el titular de El Telégrafo del 8 de mayo, día siguiente de la consulta popular. Y más abajo, con enormes letras amarillas sobre fondo negro: “62% SÍ. 38% NO”, como marcador electrónico en partido de básquet. El mensaje triunfalista del diario estatal se completa con una foto de media página del presidente Correa con el pulgar arriba en señal de triunfo.

El Telégrafo hace desde el lado oficial exactamente lo mismo que hacen los medios privados desde la oposición: proselitismo en lugar de periodismo. De otra manera no se explica que sustentara su afirmación en un “exit poll” de una firma contratada por el oficialismo sin prever que, pocas horas después, el conteo rápido del Consejo Nacional Electoral (CNE) proyectaría un apretado triunfo del SÍ sobre el NO por alrededor del 5%.

El papelón del que en otro momento fue un buen proyecto de diario público remarca el alineamiento y la militancia de algunos de sus jefes con el movimiento oficialista. Pero lo realmente lamentable de este tipo de titulares celebratorios, más cercanos al adulo que a la información, es que le niegan a la población mensajes periodísticamente más honestos y políticamente más útiles.

De todas maneras, el proselitismo de los medios estatales a favor de un jefe, y el de los medios privados a favor de un dueño, resultan a estas alturas apenas otro asunto molestoso y cotidiano, como el mal aliento. Mejor pasemos a otro nivel de análisis, pues los resultados de la consulta permiten una lectura en términos de comunicación política, es decir, del efecto de las acciones y de los mensajes en la vida democrática.

Lo primero que salta a la vista es una considerable pérdida del capital político del gobierno y del presidente Correa. Al mismo tiempo, es notable el incremento de las posiciones críticas que, en este caso, no necesariamente corresponden a la oposición, ni a los medios privados, ni a la derecha tradicional. Todo lo contrario, el alto nivel de votación negativa (las proyecciones hablan de un 45%) provienen de una corriente disidente de las mismas fuerzas que ayudaron a plantear hace casi cinco años el proyecto de la revolución ciudadana.

Esto significa que la tendencia gubernamental de ganar las batallas electorales de manera arrolladora se ha eclipsado. En las seis jornadas electorales anteriores, las tesis del oficialismo ganaron por márgenes de alrededor del 40% ¿De dónde proviene ese 25 a 30 por ciento que pudo votar por el SÍ pero esta vez escogió el NO? Con toda certeza no proviene de los cadáveres políticos de la llamada partidocracia, tampoco del periodismo proselitista de los medios tradicionales. Que no se crean ganadores los que nada han hecho para mejorar la cultura política de este país. Que los Gutiérrez, Hurtado, Vera, Páez, Montúfar no se emocionen porque no han ganado nada. Es Correa el que ha perdido.

Más bien hay que pensar en las causas de ese alto nivel de disidencia de quienes alguna vez creyeron en el proyecto de la revolución ciudadana y ahora no pueden avalar un modo autista de ejercer el poder. La elevada opción por el NO deja en claro que el déficit de comunicación política del gobierno comienza a pasarle factura y que el ejercicio crítico de la población se manifiesta más allá de las refriegas cotidianas. La tesis gobiernista de que “el que no está conmigo está en mi contra” comienza a demostrar su falacia. Disparar contra los del mismo bando y denigrar a los aliados naturales tiene efectos devastadores.

Recordemos un caso reciente. Cuando el ecologista Luis Corral, en medio de un acto político en el coliseo de Zamora, exige al presidente Correa respuestas acerca de los proyectos mineros en esa zona, la reacción del mandatario es tremebunda. En lugar de ofrecer respuestas, decide arengar a los asistentes y construir una atmósfera emocional y violenta en contra del ecologista. Predispone a todo el coliseo y manda a todo su aparataje de seguridad en contra de una sola persona. Corral termina expulsado y golpeado por los simpatizantes de un mandatario que afirma reconocer los derechos de la naturaleza. Esa falta de generosidad y de compasión con el otro en el ejercicio del poder es lo que realmente asusta.

Lo ocurrido en Zamora es parte de una cadena de acciones y mensajes que minan el capital político de un líder que algún día ofreció cambios profundos en esta sociedad necesitada de ellos. Pero no de esa manera. Descalificación de las voces disidentes (Alberto Acosta y decenas de pensadores de alto nivel, excluidos del proyecto por pensar distinto); criminalización de la protesta social (cerca de doscientos dirigentes indígenas enjuiciados por terrorismo); aniquilamiento del proyecto de medios públicos (subsumidos por el aparato de propaganda oficial); adelanto de trabajos para la explotación petrolera en el Yasuní (el proyecto de mantener el petróleo en tierra cada vez es más lejano) solo para mencionar los casos más evidentes, donde el discurso de cambio queda anulado por las acciones y los mensajes políticos.

El castigo en las urnas no es oposición tradicional sino disidencia crítica.

14 comentarios:

ANDRÉS SEFLA dijo...

Gustavo, una vez más, excelente interpretación sobre la realidad mediática y las intestinas luchas de nuestra sociedad ecuatoriana.

Darío Ramos Grijalva dijo...

Esto significa que la tendencia gubernamental de ganar las batallas electorales de manera arrolladora se ha eclipsado. En las seis jornadas electorales anteriores, las tesis del oficialismo ganaron por márgenes de alrededor del 40% ¿De dónde proviene ese 25 a 30 por ciento que pudo votar por el SÍ pero esta vez escogió el NO? Con toda certeza no proviene de los cadáveres políticos de la llamada partidocracia, tampoco del periodismo proselitista de los medios tradicionales. Que no se crean ganadores los que nada han hecho para mejorar la cultura política de este país. Que los Gutiérrez, Hurtado, Vera, Páez, Montúfar no se emocionen porque no han ganado nada. Es Correa el que ha perdido.

Aplaudo este párrafo. ;)

Orlando Pérez dijo...

Estimado Gustavo

He dejado pasar unos días para responder a tu artículo, publicado en tu blog (http://rostroadusto.blogspot.com/2011/05/triunfalismo-oficial-versus-disidencia.html) bajo el título Triunfalismo oficial versus disidencia y reproducido por algunas redes, correos, afectos y desafectos con el cambio, la responsabilidad pública y la ética periodística.
El artículo parte de una premisa equivocada que espero la entiendas y la comprendas para dimensionar el sentido de un artículo y el uso que le dan quienes quieren poner en otra dimensión la realidad. Sé que no es tu propósito. Te conozco muchos años y se de tu honestidad intelectual y tu compromiso con un periodismo responsable. Hemos trabajado juntos y juntos hemos sentido lo que implica hacer un periódico, escribir para uno privado y el enorme reto que este momento implica construir uno público. Siempre serán bienvenidas tus observaciones y críticas.
Sin embargo, tu premisa de triunfalismo versus disidencia, de plano coloca las cosas en el mismo nivel que se critica del gobierno: la confrontación. Y con todo respeto te digo que esta Consulta, por fuera de las disputas de poder entre los ‘poderosos’ y el Gobierno, tuvo una alta dosis de ciudadanía si nos atenemos a los resultados: no hubo votos en plancha, hubo discernimiento y eso revela algo más que la simple confrontación. En esa disputa de confrontaciones es donde quieren colocar quienes no están de acuerdo con el proceso de cambio de este país, que no inicia con Rafael Correa, que él le imprime otro ritmo y contenidos, pero que viene de más atrás y ojalá se prolongue mucho más tiempo con nuevos elementos, contenidos, creaciones y correcciones, si es del caso.

Orlando Pérez dijo...

¿No te parece oportuno partir de otras aristas para mirar las cosas en otra perspectiva? ¿No fue nuestro querido maestro Ryszard Kapuscinski quien nos enseñó a no quedarnos conformes con el lugar común para hacer un mejor periodismo? ¿Una opinión (con todo lo que de subjetiva y válida tiene) no debe también respaldarse en la realidad, en los hechos, en una mínima observancia en lo que ocurre más allá de las percepciones periodísticas y hasta políticas que envolvieron a esta Consulta?
Por ejemplo, cuando le preguntan a Kapuscinski cómo puede el periodismo cubrir guerra o conflictos sin alimentar los odios y rencores que los generaron, sabiamente responde que “eso depende de la conciencia y la responsabilidad de los medios. Si buscan soluciones humanas y positivas, deberían comprometerse a conocer profundamente los problemas y las razones de esas situaciones y nunca utilizar el idioma del odio que alimenta el conflicto armado”. El subrayado es mío y lo destaco para ponerlo en nuestro tema, en su contexto y sin configurar un alarmismo de ninguna clase. De modo que una opinión válida e influyente como la tuya debe adquirir esa premisa para que pueda soslayar cualquier duda de interés y menos de partidismo. Por eso quisiera analizar y hasta deconstruir tu artículo para, personalmente también, pensar de otro modo, para reflexionar mucho más responsablemente y no que utilicen nuestras ideas y críticas como parte de una plataforma instalada para regresar a otras épocas.

Orlando Pérez dijo...

Para ir al grano, tu artículo afirma:
“Ecuador respalda masivamente las tesis de Correa” es el titular de El Telégrafo del 8 de mayo, día siguiente de la consulta popular. Y más abajo, con enormes letras amarillas sobre fondo negro: “62% SÍ. 38% NO”, como marcador electrónico en partido de básquet. El mensaje triunfalista del diario estatal se completa con una foto de media página del presidente Correa con el pulgar arriba en señal de triunfo.”
Afirmación que vista así, en su cruda descripción, a la luz de los hechos, no deja de ser cierta. Pero si la desmontamos para ir analizándola como un mensaje (con toda la carga de subjetividad) vamos a encontrar cosas que no reflejan la realidad sino que la colocan como un asunto fuera de la misma. Por ejemplo: decir que es un mensaje triunfalista se puede aceptar cuando las cifras dan para eso: 62% frente a 38%. Sí, ese fue un dato de la realidad que se dio hasta las 20:00 del sábado 7 de mayo. ¿No hubo otro? Sí, también lo dio Ecuavisa, a partir de las 19:00, donde el Sí triunfaba con el 57%, apenas 5 puntos menos que el señalado en tu artículo. ¿Por eso pecaron de triunfalistas Alfonso Espinoza de los Monteros y Teresa Arboleda? Si nos atenemos a esa ‘realidad’ también fue un marcador de básquet. Te puedo aceptar que la foto del presidente Rafael Correa con el pulgar en alto puede denotar cierta inclinación. Podría haber estado otra foto, más sobria y hasta simbólica. Lo cierto es que esa portada, cerrada a las 20:00 del sábado 7 de mayo de 2011, es la que informaba con datos de un exit poll que fue, de algún modo, legitimado con los datos de Cedatos, difundidos por Ecuavisa y también por los de Santiago Cuesta, de la firma SMS, que circularon por todas partes esa misma noche.
Pero me sorprende de sobremanera el siguiente párrafo de tu artículo, que ya coloca las cosas por fuera de la realidad, de esa que tú conoces y ahora pareces olvidar, pero sobre todo porque no tomas en cuenta lo ocurrido con otros diarios:
“El Telégrafo hace desde el lado oficial exactamente lo mismo que hacen los medios privados desde la oposición: proselitismo en lugar de periodismo. De otra manera no se explica que sustentara su afirmación en un “exit poll” de una firma contratada por el oficialismo sin prever que, pocas horas después, el conteo rápido del Consejo Nacional Electoral (CNE) proyectaría un apretado triunfo del SÍ sobre el NO por alrededor del 5%.”

Orlando Pérez dijo...

Afirmo lo anterior porque el siguiente párrafo de tu artículo es por demás ajeno sobre lo que ocurre en El Telégrafo y bien sabes que ese es el mal de los privados donde hemos laborado tú y yo:
“De todas maneras, el proselitismo de los medios estatales a favor de un jefe, y el de los medios privados a favor de un dueño, resultan a estas alturas apenas otro asunto molestoso y cotidiano, como el mal aliento. Mejor pasemos a otro nivel de análisis, pues los resultados de la consulta permiten una lectura en términos de comunicación política, es decir, del efecto de las acciones y de los mensajes en la vida democrática”.
Me parece que tu lectura de El Telégrafo se reduce a la primera página y por eso no puedes tener un criterio más amplio. Supongo que siendo autocríticos te podría ayudar a mirar, por ejemplo, el ‘proselitismo’ que a ratos encuentro en las páginas de El Telégrafo a favor de los equipos de fútbol de Guayaquil. Y no dudo en hacer pública mi crítica cuando miro que las pérdidas de Barcelona son titulares aunque ocupe un lugar bien abajo en la tabla de posiciones. Igual si Emelec, que va puntero, y pierde se convierte en la noticia de página entera.
Y con ello, observo que tu lectura del proselitismo no ve las crónicas, reportajes, notas y hasta titulares que no son para nada proselitista CON NINGÚN JEFE. Huelo, así como el mal aliento, que de todo el cuerpo del diario solo observas o hueles lo que te molesta y tienes toda la razón, pero esa molestia no puede ser sana ni válida si por eso generalizas a partir de un dato falso, como he tratado de demostrar en estas líneas.
Y, claro, como ya lanzaste la bofetada, ahora puedes decir, con comodidad, subestimando a quienes te leen: “Mejor pasemos a otro nivel de análisis”. ¿Eso quiere decir que hay otro más alto y ese es el de la comunicación política? ¿La comunicación política tiene otro nivel de análisis y por lo tanto lo que venías analizando ya no tiene importancia? ¿Subestimas o te subestimas? Ibas muy bien por esa línea y de un brinco saltas a otro nivel de análisis y señalas que “los resultados de la consulta permiten una lectura en términos de comunicación política, es decir, del efecto de las acciones y de los mensajes en la vida democrática”. Esos resultados te dan a pensar en términos de comunicación política y no brindas ni un solo elemento que calce en ese terreno.
Sobreentiendo que la Comunicación Política está más allá o hasta por encima del periodismo, que corresponde a la esfera de la gestión de los actores políticos y no de los medios de comunicación necesariamente. ¿Verdad? Si estamos de acuerdo en eso, ¿por qué ligas el un tema a lo otro? Puedo estar equivocado, pero esos resultados, si los ves a la luz de los hechos, tendrían una lectura desde la comunicación política y sobre ese terreno habría mucho que cosechar para analizar qué pasó en el país, en sus actores políticos, en los medios de comunicación (algunos, no me lo vas a negar, que son más actores políticos que los partidos, pues hasta pidieron ese reconocimiento al CNE para hacer campaña), en las organizaciones sociales, en los movimientos de izquierda, en las élites. Y eso precisamente es lo que necesitamos para entendernos mejor: análisis profundos para reflexionar mejor y eso espero de vos, como pana y periodista.

Orlando Pérez dijo...

Lamentablemente el párrafo siguiente no aborda ni enriquece tu afirmación de que podamos entender. Leámoslo:
“Lo primero que salta a la vista es una considerable pérdida del capital político del gobierno y del presidente Correa. Al mismo tiempo, es notable el incremento de las posiciones críticas que, en este caso, no necesariamente corresponden a la oposición, ni a los medios privados, ni a la derecha tradicional. Todo lo contrario, el alto nivel de votación negativa (las proyecciones hablan de un 45%) provienen de una corriente disidente de las mismas fuerzas que ayudaron a plantear hace casi cinco años el proyecto de la revolución ciudadana”.
Yo me pregunto, como periodista, hasta dónde esta afirmación se respalda en unos datos y una muestra que coadyuve a su confirmación. Tienes razón que hay un incremento de las posiciones críticas, pero te preguntaría si esas posiciones críticas se revelan ahora o ya estuvieron adentro y también votaron por el mismo proyecto siendo críticas. El alto nivel de votación negativa que llegaría al promedio de 45%, te cuento, es casi igual a la votación que recibieron Álvaro Noboa, Lucio Gutiérrez y Martha Roldós en la elección presidencial del 2009. Por tanto, si me atengo a las cifras, que vos usas y de las cuales partes para tu análisis, ¿dónde creció la posición crítica? ¿No habrá una pérdida de Lucio y Noboa? No sé, por lo pronto no hay algo que muestre con absoluta precisión que esa tendencia es crítica a favor del No. Yo creo que sí, pero ojo: yo creo. No afirmo con base a datos, es mi subjetividad. Y te diría que la votación indígena fue importante pero no determinante. Yo sospecho que en las clases medias hay un desencanto o una posición más crítica y deliberante sobre varios temas como la justicia, la comunicación, los casinos, toros, seguridad social, etc. Me parece que los resultados, aún tienen mucha tela que cortar y por demás está esperar un poquito para aventurar unas hipótesis y con datos definitivos arribar a unas teorías. Pero ahí volvemos al rol de la prensa: ¿sobre qué datos podemos establecer criterios definitivos?
Por eso, con todo el afecto del mundo, te recomiendo releer tu siguiente párrafo, en el artículo que analizo:
“Esto significa que la tendencia gubernamental de ganar las batallas electorales de manera arrolladora se ha eclipsado. En las seis jornadas electorales anteriores, las tesis del oficialismo ganaron por márgenes de alrededor del 40% ¿De dónde proviene ese 25 a 30 por ciento que pudo votar por el SÍ pero esta vez escogió el NO? Con toda certeza no proviene de los cadáveres políticos de la llamada partidocracia, tampoco del periodismo proselitista de los medios tradicionales. Que no se crean ganadores los que nada han hecho para mejorar la cultura política de este país. Que los Gutiérrez, Hurtado, Vera, Páez, Montúfar no se emocionen porque no han ganado nada. Es Correa el que ha perdido”.
Vamos por partes para reflexionar si en verdad Correa es el que ha perdido esta vez:

Orlando Pérez dijo...

1.- En las seis jornadas electorales no se tocaron estos temas que la Consulta de este mayo de 2011 tuvo.
2.- En la primera Consulta, en abril de 2007, para convocar a una Asamblea Constituyente hasta los sectores de derecha pudieron votar no en la esperanza de que en Montecristi pudieran trastocar el sendero abierto con el triunfo del Movimiento País, en noviembre de 2006. Ahí se ganó con el 82%, quizá con los votos de la RED, PSC, Concertación Democrática y otros más a los que ahora los colocas por fuera de la corriente de cambio y sí en la de crítica al Gobierno.
3.- En la segunda Consulta, en septiembre de 2008, se aprobó la Constitución y por ella deben haber votado no solo los “correístas” sino muchos sectores. El resultado fue de 64% a favor de la Constitución. Por tanto no fue un triunfo de Correa, con lo que pesa decirlo así par seguir en tu línea de análisis. Yo creo que ganó el Ecuador, con un trabajo de mucha gente y con las ideas, por fin, de tantas corrientes de pensamiento, alrededor de una Constitución posible para un Ecuador imposible.
4.- En la elección presidencial Correa ganó con el 52% y no fue igual en algunas provincias para asambleístas y tampoco para alcaldes. Jaime Nebot ganó de largo en Guayaquil. Por lo mismo ese proceso electoral no se puede reducir a que fue un triunfo de Correa, aunque él haya ganado en primera vuelta y sea inédito ese triunfo. El Movimiento País no obtuvo el mismo número de asambleístas como para Montecristi, tanto que no tuvo ni siquiera mayoría absoluta: 45,7% del total de legisladores electos. De 224 alcaldías obtuvo 70 y de las prefecturas apenas si ganó en 7.

Orlando Pérez dijo...

Con estos datos, ¿quién perdió esta vez? ¿Por dónde podemos mirar las cosas para llegar a conclusiones tan prontas y desatinadas?
Y claro que podemos coincidir en que Andrés Páez, César Montúfar, Lucio Gutiérrez, Jamie Nebot y mucho menos Osvaldo Hurtado se pueden atribuir el “éxito” de este resultado. Eso sí tendríamos que ponerlo en blanco y negro, pero no para denostarlos sino para reconocer que esos “cadáveres políticos” no pesan en la corriente que el país escogió para dejar el pasado atrás y construir una sociedad más democrática. Pero también es cierto que no hay una lectura de por qué no ganó el No. Y cómo en esa pérdida, real y con datos comprobados, no influyeron ya los sectores tradicionales de la derecha ni del propio gutierrismo, que va perdiendo terreno e hipoteca al electorado que lo siguió. Sin descontar las campaña mentirosas sobre lo que vendría después de la Consulta: elevación de los precios, riesgos para la propiedad privada, pérdida de libertades, usurpación estatal de bienes, etc.
Por eso es digno de todo análisis tu siguiente párrafo donde dejas entrever que hay unas ideas por desarrollar y sospecho que no las sopesaste con tiempo y calma para darle más profundidad:
“Más bien hay que pensar en las causas de ese alto nivel de disidencia de quienes alguna vez creyeron en el proyecto de la revolución ciudadana y ahora no pueden avalar un modo autista de ejercer el poder. La elevada opción por el NO deja en claro que el déficit de comunicación política del gobierno comienza a pasarle factura y que el ejercicio crítico de la población se manifiesta más allá de las refriegas cotidianas. La tesis gobiernista de que “el que no está conmigo está en mi contra” comienza a demostrar su falacia. Disparar contra los del mismo bando y denigrar a los aliados naturales tiene efectos devastadores.”
Tú lo has dicho: “hay que pensar en las causas de ese alto nivel de disidencia”. Primero que nada no sé si es cierto que hay un alto nivel de disidencia. Si fuese tan alto estoy seguro que el No ganaba. Es más: ese alto nivel de disidencia habría sido sentido en el propio gobierno por la incapacidad de responder a la campaña agresiva de los del No, pero en la práctica, con el dolor que cuesta decir esto, se fueron muchos valiosos compañeros, pero no se fueron montones de compañeros. Lamento como el que más la salida de Alberto Acosta, Gustavo Larrea, Ruptura de los 25. No lo voy a negar. Con ellos tengo más historia común que con algunos del Gobierno, pero no dejo de reconocer que esta vez se equivocan y si quieres puedo yo ser el equivocado, pero será la historia la que nos juzgue por nuestras decisiones. Y por eso no los voy a cuestionar ni a descalificar.
Cuando hablas de déficit de comunicación política estoy sobreentendiendo que no hay un verdadero diálogo. Si es así, podemos entonces entrar a polemizar con más argumentos. Ante todo, la comunicación política no es publicidad ni propaganda. ¿De acuerdo? Por lo tanto, la comunicación política es un conjunto de acciones y herramientas para difundir y dialogar con la sociedad. Pero si vamos por esa vía quizá hay mucha comunicación política, pero no sé si necesariamente es de la mejor o la óptima para un tema tan complejo como el de la Consulta.

Orlando Pérez dijo...

Pues relee lo que dices después:
“Lo ocurrido en Zamora es parte de una cadena de acciones y mensajes que minan el capital político de un líder que algún día ofreció cambios profundos en esta sociedad necesitada de ellos. Pero no de esa manera. Descalificación de las voces disidentes (Alberto Acosta y decenas de pensadores de alto nivel, excluidos del proyecto por pensar distinto); criminalización de la protesta social (cerca de doscientos dirigentes indígenas enjuiciados por terrorismo); aniquilamiento del proyecto de medios públicos (subsumidos por el aparato de propaganda oficial); adelanto de trabajos para la explotación petrolera en el Yasuní (el proyecto de mantener el petróleo en tierra cada vez es más lejano) solo para mencionar los casos más evidentes, donde el discurso de cambio queda anulado por las acciones y los mensajes políticos.”
Si fuésemos más estrictos diríamos que esa “cadena de acciones” ocurren en un escenario de confrontación política y no de una armonía social. Pero esa cadena ¿contrapone al líder que “ofreció cambios profundos”? ¿Te parece poco lo que ha pasado en este país en cuatro años? ¿La Constitución no es ya de sí un cambio profundo? ¿Lo realizado por el Vicepresidente de la República con la gente con discapacidad no es una transformación en las políticas públicas de inclusión? Y no menciono más porque me dirás que estoy haciendo propaganda, pero sí te afirmo con absoluta solvencia que la historia sabrá medir el alcance de las transformaciones, no de un líder, sino de un proceso con un líder y con una sociedad que han estado luchando por esto muchos años.
Yo creo que todavía no hay una historia verdadera de las “verdaderas” razones de lo que vos llamas exclusión de algunos dirigentes. Te invitaría a revisar algunos documentos y entrevistas de la salida de Alberto Acosta para que categóricamente afirmes que fue excluido. Sospecho que ese tema todavía no está del todo bien contado. Aquí no hay víctimas ni victimarios. Quiero estar seguro de afirmar que en los procesos políticos hay responsables de hacer y de dejar pasar. Pero si seguimos personalizando los temas alrededor de ciertos personajes entonces la historia seguirá siendo contada como anécdotas y no como procesos complejos y complicados.
Como periodista deberías dudar de que existan decenas de juicios y enjuiciados por la protesta social. ¿Incluyes ahí al señor Marcelo Rivera? ¿Eso fue protesta social? Pues deberías saber que en esas listas de la criminalización de la protesta social está Rivera. Claro y hasta hay solicitudes de amnistía para él. ¿Sabes cuántos de esos procesos han terminado en prisión y si son todos por terrorismo? Es discutible, por cierto, que la acusación por terrorismo. Yo mismo estoy en contra que sea así, pero no generalices: los 200 procesos que hablas no son por terrorismo. Volvemos de nuevo al tema de la precisión y de la generalización. Tengo a mi mano la lista completa de los casos, la mayoría que no han pasado de indagación fiscal, o sea que no son juicios ni hay procesos, sólo hay denuncias. Oportunamente habrá que publicar para acabar con ese lugar común y tengamos mejor información sobre el tema.

Orlando Pérez dijo...

Y para qué vamos a entrar en la parte final del párrafo en mención cuando nombras el tema Yasuní. De verdad que ahí más pesan las voces de los ecologistas que la investigación periodística. ¿Me puedes dar pruebas, datos, referencias y hasta documentos de que efectivamente está ocurriendo lo que dices en el Yasuní? ¿Vos crees que si eso fuese así no estaríamos ya con un buen caudal de petróleo financiando la obra pública y resolviendo otros problemas? Porque no creo que dudes que la plata que se obtuviese de esa explotación se vaya a los bolsillos particulares. Si hay una fuente de dinero y este gobierno la tiene a la mano, ¿por qué no la usa? Lástima que vamos redactando la historia desde supuestos y rumores, por eso les pido siempre a los defensores de la ecología que hablen con pruebas, Martha Roldós no las pone sobre el tapete sino que repite lo que dicen algunos activistas. Y por cierto, hemos hecho del Yasuní una bandera contra este gobierno cuando en la práctica es el mismo que desarrolla la tesis y toda la operación para que no se lo explote. No caben en eso congruencias ni autocríticas, sólo objetividad para el análisis y poner las cosas en su justo lugar.
En esa lógica, la que desarrollas con tu artículo, claro que se pueden llegar a conclusiones que distorsionan toda la realidad. La responsabilidad que demandas del Gobierno no debe ser ajena a tu propia reflexión y colocar, desde los datos, las objeciones más válidas.
Cuando, en la última línea de tu artículo, afirmas: “El castigo en las urnas no es oposición tradicional sino disidencia crítica”, te sometes a tu propia equivocación, con todo el respeto del mundo. Primero porque no sé por dónde hay un castigo. En términos judeo cristianos eso implica que hay una culpa que ha sido castigada, sancionada y por la cual hay que atisbar una redención en algún momento. No creo que hubo un castigo si los resultados, ya oficiales, dicen que el Sí ganó en las 10 preguntas, aunque con un margen de diferencia menor al del exit poll, motivo de la parte inicial de tu artículo.
La disidencia crítica, por lo general, es y ocurre desde adentro. Lo más valioso, si existe de verdad disidencia y disidencia crítica, es que ocurra en los espacios y en los escenarios de la misma organización, en este caso de Gobierno y de movimiento de Gobierno. Esa disidencia, si me acojo a tu criterio, ¿debería volver a votar por Correa en unas elecciones presidenciales? ¿O ya debería pensar en otra candidatura, en otro proyecto, en otro modelo, en otra opción, en una alternativa política distinta? ¿Cómo se llamaría? ¿Qué programa política debería enarbolar? ¿Sería para defender la misma Constitución? ¿Y no es que esa disidencia crítica estuvo en contra de las cosas que “Correa puso” en la Constitución y que no fueron aprobadas por el consenso de País?
Te pongo estas preguntas para que veas que el tema es más complejo que decir que hay un castigo y que todo ha vuelto a cero. Te puedo asegurar que este proceso, con Correa o sin él, con Montecristi vive o sin él, con la disidencia crítica, en la cual supongo te incluyes, va a seguir, con frenos, altos y bajos, sí, pero no volverá a ser propiedad de la derecha. Este pueblo optó por un camino distinto y se conduce por el derrotero del cambio. Aunque suene a panfleto, esa es la realidad que me comprometo a describir, esos son los sueños por los que voy a luchar, desde el periodismo, como ciudadano y como militante de ese proceso.
Finalmente, como periodista te puedo asegurar que estamos comprometidos, vos y yo, para hacer un buen periodismo, pero difícilmente lo vamos a hacer si no lo hacemos. O sea. ¿cómo hacemos buen periodismo sino lo ejercemos?
Orlando Pérez

Gustavo Abad dijo...

Estimado Orlando
Primero, me resulta curioso que un artículo tan cortito como el mío provoque una réplica tan extensa como la tuya. Por ello, tengo la impresión de que gran parte de tus argumentos no están destinados a cuestionar mis ideas, sino a jurar fidelidad a la cúpula del movimiento en el que militas y al gobierno al que apoyas, curiosamente, desde un cargo periodístico. Siento que el destinatario de tu mensaje no soy yo ni los pocos y generosos lectores de este blog, sino un sector muy importante del poder político, incluido su líder principal, quienes valoran mucho este tipo de fidelidades. Repito, es solo mi impresión. Por otra parte, te cuento que no tengo como costumbre defender mis artículos, puesto que los escribo con el suficiente cuidado para que se defiendan solos. Además, pienso que cuando uno escribe acepta voluntariamente la posibilidad de ser criticado. Por eso, no voy a rebatir ninguno de tus planteamientos y, más bien, saludo tu intención de debatir y el tiempo que has empleado en ello.
Con el afecto de siempre
Gustavo

Orlando Pérez dijo...

Sorpendente conclusión: mostrar fidelidad. Lo que menos esperaba de tí es que un análisis periodístico sea entendido como una fidelidad a la cúpula!! Eso no tiene nada que ver con jurar nada. Pero como dices es una impresión y hasta ahí creo que tienes razón.
Si el destinatario fuese otro, no te habría escrito a tí, sino habría hecho una carta a "el líder principal", para que valoren las "fidelidades".
Lástima que ahora, como dijo en su momento Lenin y otros más teóricos de la izquierda, todo pensamiento para ser cuestionado, analizado y hasta vilipendiado tenga que ver con afiliaciones, fidelidades, juramentos, etc.
Pensé que ser periodista invitaba al diálogo y no al escarmiento por pensar o "militar" en algún pensamiento. A eso, ¿no se le llama intolerancia?
Solo te añado un dato de la realidad de ese día que cuestionas, para que veas que sí es posible rebatir con datos, como todo periodista:

Orlando Pérez dijo...

Si te fijas en las portadas de TODOS los diarios, en su primera edición, la que circula en las ciudades por fuera de donde se imprime, TODAS esas portadas reprodujeron los datos del exit poll:

El Universo: “Correa gana la consulta”, Datos de la encuestadora oficial, en la TV incautada: Sí: 62%, No: 38%. (No dejo de sorprenderme del calificativo de encuestadora oficial, pero así titula el diario supuestamente de mayor circulación del país).
El Comercio: “Gana el Sí, dicen encuestas”. Y en un gráfico largo, en el costado derechos de la primera página, junto a una bella foto, se detallan los resultados, pregunta por pregunta, tal como lo difundió el exit poll.
Expreso: “Correa gana la Consulta”. Y al igual que El Comercio, pero quizá en un tamaño más visible, detalla los resultados, pregunta por pregunta, con los datos del exit poll. Dato interesante, a este titular le acompaña una enorme foto de Correa aplaudiendo. ¿Será que el Expreso se volvió correísta?
Hoy: “Si gana en 21 provincias, según los primeros datos”. Y a un costado, en un pastel enorme pone el siguiente dato: Sí 57%, No 43%.
Tú sabes cómo se hacen los diarios, has hecho diarios, conoces que hay una primera edición y una segunda cuando los hechos lo ameritan y también por un cierre que está presionado para que la distribución llegue a todo el país. ¿Te imaginas qué habrá pensado la gente que recibe el periódico en una población amazónica y mira el resultado, con las cifras del exit poll, en TODOS los periódicos que llegan allá? Seguramente habrá dicho: “El Comercio está loco”. “El Universo se equivocó”. “El HOY no pudo haber estado peor”. “Expreso no hace bien su trabajo”. “La Hora tergiversó los datos”. Ninguno de ellos habría afirmado, como tú sí lo haces: “Esos diarios hacen proselitismo a favor de Correa”. No lo habrían dudado en ningún instante que esos datos era tomados de una ‘realidad’ o de una fuente. Todos los diarios tomaron esos datos de una fuente que tenía credibilidad y daba muestras de solvencia. Lo mismo Cedatos, si lo quieres ver desde otro lado. Y también Santiago Cuesta.
¿Qué es eso de que fue una firma contratada por el oficialismo? ¿A qué aludes con oficialismo? ¿No te parece que decirlo así a más de ser un lugar común, una inexactitud, revela que no se tiene la información para respaldar tal aseveración? ¿No es lo mismo que hacen otros diarios y políticos cuando no distinguen la chicha de la limonada? Esa encuestadora estuvo contratada por dos canales incautados que funcionan como empresas privadas y que fueron autorizadas por el CNE para hacer el exit poll porque las demás no se presentaron. Dato importante: durante toda una semana se dijo que se escogió a dedo a esa empresa, pero el titular del CNE se pasó explicando que fue la única que se presentó. ¿Qué deduces de eso?